domingo, 13 de abril de 2014

El dilema del cochinito

Hace meses quise escribir sobre este punto… y no lo hice, lo olvidé… se pasó…
Pero ayer surgió algo…y me lo recuerda, y dándole vueltas al asunto creo que ya sé por qué me hace tanto ruido.

Comencemos por lo que en mi cabeza quedó como el “dilema del cochinito”, hace meses mi novia y mi suegra tuvieron a bien una idea, hacer un ahorro semanal y el plan era dar $100 cada semana y así al final del año tendríamos ese ahorro. Maravilloso! El punto era ¿dónde se guardaría ese dinero? Pues mi novia creyó conveniente que fuera en un cochinito (nota: ella siempre ha sido de ahorrar en un cochinito, además de lo que normalmente ahorra, y a finales del 2012 le expresé que era una genial idea, algo que podría adoptar para mí también, y compró para ambas cochinitos, fue un regalo muy significativo para mí, y comencé a ahorrar, pero llegó final de año, peleas muy fuertes, distanciamientos y mi ánimo para todo incluyendo, obviamente el dinero, se fue al caño, luego dejé de trabajar y menos pude continuar con el ahorro, pero finalmente estaba ahí mi primer cochinito, recordándome que debía ahorrar, que no importara cuando lo hiciera o cuanto fuera, esperaría a ser llenado y roto con emoción –parte gusto infantil, pues nunca tuve un cochinito- y sobre todo porque me lo dio ella! Lo que recordaba simbólicamente que debía ahorrar por nosotras, etc. etc.) total, que ella vio que no lo usaba… y me lo pidió, en buen plan, para que se usara, etc. Por la buena causa que fuera, no quería dárselo, pero me sentía obligada a hacerlo, moralmente por que no ahorré lo que ella, porque ella me lo dio, porque con ello el simbolismo extra que tenía de ahorrar por nosotras (quizá porque en el fondo, aunque no fuera así, yo quería verlo como que ella esperaba eso de mi) perdía importancia en ese cochinito, y bueno… ¿qué más podría hacer si ya me lo había pedido? 

Si por muy odiosa que sea yo, por muchas caras que pudiera hacer o lo que fuera… siempre hago lo que ella desea… porque así me nace.

Y bueno, se lo di y sentí tan feo… mi primer cochinito no terminó como esperaba, sentí como si a mi niña interna le hubieran negado a regaños algo, jeje, supongo que eso fue. Y todo para que terminara “no sirviendo para ese propósito” y me fuera devuelto, pues no… perdió ese valor y bueno, después de razonarlo sola mucho tiempo… por fin pude deshacerme de él. Es un objeto al fin y al cabo.

Ahoraaaaaaaa

Hace días que la tensión por el dinero está muy fuerte… (aunque esa es otra historia truculenta) y pues mi futuro es muy incierto a ese respecto, pese a lo que pensara hace días de eso… las cosas han cambiado mucho para mi novia en ese punto y la entiendo, y aunque no fuera la presión la que la hizo cambiar de parecer, si esperaba que tarde o temprano las cosas se pusieran color de hormiga si esto pasaba… y pasó.
Entonces el punto básico fue, ella me vendía su Tablet a mitad de precio. Pero me queda muy poco dinero, entonces me dijo que mejor la vendería por otro lado. Yo, aferrada le dije que se la pagaba de una vez, antes de precisamente quedarme sin dinero. Y así quedó la charla…

De pronto se le ocurrió la genial idea de cambiarme la Tablet por una cámara que ella me regaló en navidad. Porque no la uso… y de nuevo… ¿qué hago? Decirle que no… ¿? Mis razones son válidas para mi nada más. Pero tratando de verlo como ella, creo que tiene validez, porque no la uso como ella cree que deba usarse, porque así no tendría que pagarle la Tablet. Y todos ganan, ella regala mi cámara o la vende y mata varios pájaros de un tiro… está bien.

Peeerrrrooooo no me gusta la idea, por que es MI cámara, y escribiéndolo a “berrinchus modus” diré lo que mi “ello”  dice… y que mi “yo” ya razonó:
¿Por qué de nuevo me da y me quita? Cuando regalas algo esperas que le guste a la persona, que lo disfrute y use, y eso es lo que hace que un regalo tenga tanto significado para mí, sobre todo viniendo de ella. Ahora, es mía, la use como la use, ¿quién dice que el uso que le doy no es el correcto? Yo deseaba mucho una cámara, ella lo sabía por eso me la regaló, si uso el celular para fotos con más frecuencia habla de practicidad, pero en definitiva tengo una idea de cómo me gustaba o me gustaría usar una cámara y era esa… ¿Por qué decide eso por mí? El valor emocional que tenía cuando me lo dio, se perdió… y bueno, si fuera porque no la uso en verdad, pues entonces yo misma la hubiera vendido y sacado algo más de dinero, le compro la Tablet y tengo un excedente (léase esto imaginando a una niña patalear, jaja).
Pero creo que en el fondo el mayor problema de estas dos, son la cuestión emocional… en el temor de que así como las cosas, pase en algún momento… como entre amigas que se hablan y de pronto una deja de hablarle a la otra… que me deje de “querer” así… nada más.
(De nuevo, es un temor “infantil”, es mi “ello” hablando. Pero de otra manera, estos dos incidentes no los hubiera sentido).

Gracias a quien tuvo el tiempo y la paciencia de leer mi inmaduro berriche y desahogo. Ya estoy mejor. Ya lo superé… (ajaaaa, un par de días y listo, jaja)

Y para quien se quedó con la duda existencial,  sí, ya tengo un nuevo cochinito y ahorraré a mi modo y tiempo. Y tal vez algún día me compre una cámara y tome fotos lindas como deseaba hacerlo desde la secundaria, o no… pero si me llega la oportunidad la tomaré.